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Había un silencio absoluto, que mi piel era incapaz de reconocer
el ruido reinaba alejando mis instintos invitados por Ares a nunca más emerger mientras inocente e inclemente, me moría sin saber porqués La muralla rebasaba la inteligencia con más razones sin saber porqués derivando en el control aferrándose a la pseudo dicha ignorando que agonizaba mi extinción sordo enmudecía el entorno que clamaba por mi amor La vuelta a la orilla n oes incipiente, la deriva ha merecido un nuevo timón menos derroteros devienen estremecidos sin que los porqués instiguen la visión vuelve el ángel que ua vez niño jugaba sin saberlo, sin razón |
Hijo, papá, compañero, amigo, escritor
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Agosto 2018
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